En determinadas situaciones familiares y de uso energético.
- Una prueba piloto coordinada por Ecoserveis en el marco del proyecto europeo SMART-UP permite cuantificar la energía empleada anualmente en 19 viviendas en situación de pobreza energética.
- Los usuarios pagan alrededor de 60 % más en diciembre y enero de lo que pagan de media mensual el resto del año. El riesgo de vulnerabilidad aumenta y la ayuda del nuevo bono social puede ser insuficiente.
Los primeros resultados del proyecto europeo SMART-UP, dentro del cual se ha analizado la evolución anual del uso energético en 19 hogares en situación de pobreza energética en la provincia de Barcelona, indican que el descuento aplicado por el nuevo bono social puede ser entre un 35 y un 44 % menor al de la normativa anterior.
En los 19 hogares analizados viven en promedio 2 persones en 56m2. La única fuente energética es eléctrica y la potencia contractada es de entre 4,6 y 5,75 kW. Si bien se trata de una muestra no representativa del conjunto de la población en situación de vulnerabilidad energética, a través de esta prueba piloto se puede conocer la evolución anual del uso de la energía en los hogares con una resolución al minuto y con segregación de usos energéticos per electrodoméstico. Como resultado, se ha podido hacer un cálculo comparativo entre el ahorro económico alcanzado, en las mismas circunstancias de consumo, con el bono social nuevo y el anterior.
Las viviendas estudiadas formen parte de una prueba piloto en la cual han participado un total de 60 hogares donde se instaló un monitor inteligente que ha permitido recoger datos sobre el uso eléctrico. El estudio ha sido elaborado por la asociación Ecoserveis como líder del proyecto SMART-UP en el Estado español. Esta iniciativa, financiada a través del programa Horizon 2020 y desarrollada en 5 países de Europa, tiene como objetivo analizar el impacto del uso de contadores inteligentes de energía doméstica en la reducción de la pobreza energética.
Menos uso energético y sacrificio del confort térmico
El consumo anual promedio de los hogares analizados es de 3.575 kWh (64 kWh/m2 y 1.787 kWh/persona). Teniendo en cuenta que, según la herramienta de cálculo de vulnerabilidad energética de la Generalitat de Catalunya, un hogar con certificación energética E con sólo electricidad como fuente de energía utiliza de media 4.044 kWh al año, los hogares monitorizados emplean menos electricidad que una vivienda estándar en Catalunya. La hipótesis principal es que por su situación de vulnerabilidad energética utilizan menos electricidad, sacrificando confort térmico en el hogar.
A nivel económico estos datos se traducen en que cada piso gasta anualmente 836 €, de los cuales 286 € corresponden al concepto fijo (potencia contratada) y 550 € al consumo eléctrico e impuestos asociados.
La siguiente tabla muestra el detalle del consumo eléctrico medio anual (sin considerar la potencia contractada), per m2 de superficie habitable (56 m2) y por persona (2 personas) de los hogares monitorizados:
Taula 1: Promedio total anual. El precio se ha calculado según datos del web de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Se ha tenido en cuenta la tarifa de mercado regulado (PVPC) medio de 2017.
Diciembre y enero: las facturas más caras
Los hogares analizados utilizan de media de 297,90 kWh/mes. Por estaciones, en el invierno se usa un 49 % más de electricidad que en el resto del año. Los dos meses con un uso más alto de electricidad son diciembre y enero, cuando se emplea un 62 % más que la media del resto de meses del año.
Si se mira en euros, el gasto medio del consumo y los impuestos asociados de estos dos meses es de 26 € más que el resto de meses del año. El importe promedio en diciembre y enero es de 67,57 € y 66,83 € respectivamente. El resto de meses del año es de 45,82 €. Los usuarios pagan, por tanto, alrededor de 60 % más en diciembre y enero que lo que pagan de media mensual el resto del año.
Consecuencias de la aplicación del nuevo bono social
Como se ha mencionado, en los hogares analizados viven de mediana dos personas. Si ambas son adultos sin menores a cargo, con el anterior bono social en vez de pagar 836 € al año pasarían a pagar 627 € (anualmente se ahorrarían 209 €). En cambio, con el nuevo bono social paguen 718 € (ahorran 118 €). Si es una persona adulta con un menor a cargo, el ahorro anual sería de 136 €, un 35 % menos que con el anterior bono social. Así, en los casos mencionados, el nuevo bono social representa una pérdida de hasta un 44% en las ayudas a personas en situación de vulnerabilidad.
Esta diferencia se debe a que el nuevo bono social establece límites de consumo energético anual sobre el cual se aplica la bonificación. Únicamente con el carnet de familia numerosa podrían alcanzar el mismo nivel de ahorro que con los criterios anteriores del bono social, ya que la normativa amplía en estos casos los límites de uso de energía sobre los cuales se aplica el descuento.
Es necesario hacer énfasis en que, aunque el descuento aplicado con el nuevo bono social se calcula sobre límites de uso anuales, el pago de la ayuda se prorratea y se hace mensualmente, sin tener en cuenta si se utilizan más o menos kWh para conseguir unas condiciones adecuadas de confort. Por lo tanto, la ayuda no varía si la factura de un mes es más alta que la de otro.
Esta circunstancia se nota especialmente en hogares con precariedad económica y en situación de pobreza energética. La pérdida de la bonificación y el miedo a generar factures desmesuradas aumenta aún más el grado de incomodidad que viven las familias en situación de vulnerabilidad durante los meses más fríos. No sería de extrañar, entonces, que los servicios sociales observen un aumento en las solicitudes de pago de factures o posibles avisos de corte a lo largo de los próximos meses.